El cierre al trafico de los centros de las ciudades es una necesidad basada en criterios ambientales, de salud pública y movilidad. Las grandes capitales europeas, desde Londres a París, pasando por Oslo o Múnich, están tomando medidas similares, restringiendo el tráfico a sus núcleos centrales.
Los centros históricos de las ciudades no fueron diseñados para soportar el flujo de vehículos que actualmente ruedan por sus calles. Como ejemplo, más de 230.000 coches acceden diariamente al centro de Madrid.
Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, en su informe de 2018, se le atribuyen a España cerca de 38.600 muertes prematuras en el año 2015, debidas a la exposición a partículas contaminantes (partículas en suspensión (PM), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico (O3)) presentes en el aire contaminado de nuestras grandes ciudades.
Tal y como se recoge en nuestros programas electorales, PACMA apuesta por un transporte publicó completamente gratuito para estudiantes, jubilados y pensionistas. Es necesario mejorar la infraestructura de servicios de movilidad pública, crear y reforzar los aparcamientos disuasorios en las entradas a las orbes y fomentar el uso de la bicicleta.
Al igual que sucedió con la prohibición de fumar en bares y discotecas, algo que ahora se ve por determinados sectores como impopular y caótico, en poco tiempo se entenderá como normal y nos preguntaremos cómo no se hizo antes.